Desde que la Ley 15/2005 de 8 de julio, por la que se modifica el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio para incluir el régimen de custodia compartida, éste no ha dejado de aumentar en las sentencias de divorcio con hijos menores. El tiempo ha demostrado que esta forma de custodia es, en la mayoría de los casos, más favorable a la estabilidad emocional de los hijos. Pero ¿qué es la custodia compartida y cuándo es aconsejable pedirla?

La custodia compartida

La custodia compartida consiste en repartir de forma equitativa (en la medida de lo posible) el ejercicio de la guarda y custodia del niño entre ambos progenitores, es decir, es la fórmula legal mediante la cual, ante un divorcio o separación, ambos progenitores ejercen la custodia legal del menor, en igualdad de condiciones y derechos.

Si bien en la actualidad, la tendencia de los jueces suele ser conceder dicha custodia compartida, la realidad es que este régimen todavía es minoritario frente a la custodia monoparental o exclusiva, que consiste en conceder la guarda y custodia del menor a uno solo de los progenitores.

Como hemos dicho, a partir del año 2011, la doctrina del Tribunal Supremo concede la custodia compartida como fórmula general, fundamentada siempre en el interés del menor, que es el criterio superior para regular los procedimientos de guarda y custodia en casos de divorcios y separaciones.

Pero ¿porqué es aconsejable la custodia compartida para los niños?

Beneficios de la custodia compartida

Considerando que la justicia pone siempre por delante los intereses y el bienestar del menor, hay numerosas evidencias de que este régimen es, en términos generales, el menos traumático para el niño. Es así especialmente porque es la fórmula más próxima a su vida antes de la ruptura, y es la única manera de que el menor tenga la posibilidad de disfrutar de sus dos progenitores en condiciones similares.

Considera a ambos progenitores aptos

Uno de los grandes inconvenientes de la custodia monoparental es que parece que “anula” o le da un papel menos importante al progenitor al que no le otorga la custodia. Es como si cuestionase la aptitud o la idoneidad de este como progenitor, cuando en realidad no se trata de eso, sino de una cuestión coyuntural. Con la custodia compartida, ambos progenitores son considerados idóneos para la crianza de sus hijos.

Mayor responsabilidad y mayor cooperación

Aunque es algo que a la justicia no le compete, lo cierto es que en los casos de custodia compartida los progenitores tienen que esforzarse más por llegar a acuerdos y se involucran más en todos los temas relacionados con la crianza y educación de los menores. Esto, obviamente, redunda en el bienestar de los menores, y eso si es el objetivo principal de los jueces cuando tienen que resolver temas de familia.

No obliga al menor a posicionarse

Aunque todo el mundo sabe que en el caso de divorcio no debe exigirse una postura de los niños a favor de un progenitor y en contra de otro, lo cierto es que en muchas ocasiones esto es así. Lo cierto es que la custodia en exclusiva beneficia este conflicto de lealtades, y lo normal es que el niño se ponga de parte del progenitor que tiene la custodia y se aleje poco a poco del otro. Con la custodia compartida esto no sucede, no hay culpables ni inocentes. El menor se adapta mucho mejor a la nueva situación.

El reparto equilibrado es un buen mensaje

El hecho de que los padres se comprometan en las obligaciones y deberes propios de la crianza y educación de sus hijos al 50% favorece en los menores la idea de la igualdad de sexos, ya que no se “destaca” la figura materna como única cuidadora, como sucede en los casos de custodia monoparental, que suele ser mayoritariamente para las madres.

Además de los beneficios de la custodia compartida para el menor, lo cierto es que este régimen también tiene muchas ventajas para los progenitores como el hecho de “repartirse” el trabajo, y no recaer sobre uno solo la ingente tarea de criar y educar a un niño.

Entre los inconvenientes principales de la custodia compartida es que en general es más caro, pues al fin y al cabo se trata de mantener dos familias, donde antes solo había uno. En los casos en los que los niños cambian de casa con recurrencia – aunque las viviendas estén cerca – esto les puede generar inestabilidad, inseguridad y problemas de concentración. En el caso de niños muy pequeños (bebés) no se recomienda la custodia compartida, pues necesitan mucho arraigo con el principal cuidador.

Por todo esto, el juez no concede siempre la custodia compartida y asume que no hay un modelo mejor o peor de custodia, sino que cada caso concreto hace que sea mejor decantarse por uno u otro. En todo caso, para que el juez establezca la custodia compartida tienen que darse una serie de requisitos:

Capacidad de ambos cónyuges

Obviamente el juez necesita saber que ambos cónyuges están preparados para hacerse cargo, por separado, de la crianza del menor, pero no exclusivamente desde un punto de vista de “capacidades” sino que existe cierta armonía en el estilo de crianza. Si ve muchas discrepancias es probable que no opte por la custodia compartida, pues esto podría confundir mucho al menor.

Presencialidad previa al divorcio

También le interesa al juez si ambos cónyuges han participado activamente en la educación y crianza de los niños antes de la separación. En este sentido, necesita saber si ambos progenitores participan en la vida del niño con la misma, o parecida, intensidad: si ambos van a las reuniones del colegio, si conocen a sus amigos…

Edad de los hijos

Como hemos dicho antes, aunque la edad no favorece ni perjudica la custodia compartida en el caso de los menores de 3 años o los lactantes es muy difícil que el juez conceda la custodia compartida en detrimento de la custodia a la madre por entender, que en esas edades el apego es mayor con ésta que con el padre.

Número de hijos

El número de hijos también es determinante, pues los jueces en raras ocasiones (y siempre muy justificadas) separan a los hermanos.

Buena relación entre los progenitores

La custodia compartida exige un contacto frecuente entre los progenitores, así que el juez suele tener en cuenta cómo es la relación entre ellos por el bien de sus hijos. En realidad lo que necesita comprobar es que hay una comunicación razonable y respetuosa entre ambos, capaz de coordinarse y organizarse ante una situación como la que van a protagonizar.

Distancia entre los domicilios

Como hemos dicho al principio, la obligación de los jueces es velar por los menores, y en este sentido, estos son reacios a otorgar la custodia compartida cuando esta es complicada a nivel logístico para el menor. Es decir, si las viviendas de los progenitores están muy lejos la una de la otra, o si alguna está muy lejos el centro escolar.

Disponibilidad

Un factor que la mayoría de los jueces tienen en cuenta es el de la disponibilidad de los progenitores. Lo cierto es que no tiene derecho concederle a alguien la custodia, si eso significa que cuando la tiene no va a poder atender a sus hijos por falta de tiempo o por incompatibilidad laboral. También es importante saber si existe una red de contactos o familiares que en ocasiones puedan “ayudar” a los progenitores durante su porcentaje de custodia.

Por último, cabe decir que, frente a lo que muchos piensan, el informe psicosocial de los progenitores ni es obligatorio ni es vinculante. No obstante, el juez lo suele valorar como una “prueba” más para tener todo tipo de información respecto a la relación de los progenitores con sus hijos, pero su decisión no se basa exclusivamente en dicho informe.

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Ramón Rodríguez Arribas